viernes, 6 de diciembre de 2019

“Karate ni sente nashi”


El año 1868 marcó un antes y un después en la historia de Japón. En este año fue la Restauración Meiji, punto de inicio de un proceso de modernización en el que este país  dejo  su estructura feudal tradicional en pos de su homologación con las grandes potencias industriales del momento. En este importante periodo de tiempo fue cuando nació el Shihan Gichin Funakoshi (1868-1957), nació en la ciudad Okinawase de Shuri, en el seno de un clan samurái de la clase Sizoku.

Los primeros años de vida del Shihan Funakoshi fueron tutelados por sus abuelos maternos, quienes lo educaron en los clásicos del confucionismo y estos le dejaron inmutable su pensamiento. En su llegada a la escuela fue donde hizo amistad con el hijo del venerable Yasutsune Azato, aristócrata, un hombre de letras y maestro de Karate en Okinawa. Esta amistad y relación fue la que llevó a Shihan Funakoshi a que se convirtiera en su alumno para poder aprender así este Arte Marcial.


Aquellos tiempos fueron muy difíciles para el Karate, ya que existían muchas restricciones para la práctica de este. Las autoridades de la época tenían impedido la creación de Dojos y por supuesto no se permitía el crear un grupo de instructores que fuese profesional.  Por tal situación los expertos en Karate tenían que impartir sus clases en la clandestinidad y esto se hacía a un número muy reducido de estudiantes, los cuales eran escogidos y seleccionados de una manera muy escrupulosa por parte de los Maestros. Estos practicantes por supuesto no podían revelar que eran estudiantes de Karate bajo ninguna circunstancia.

Estos conocimientos que Shihan Funakoshi adquirió se vieron complementados por las de su amigo, el maestro Itosu.  Estos dos Maestros no fueron los únicos que enseñaron a Shihan Funakoshi, pero si fueron los pilares fundamentales de su Karate. Estos importantes maestros no solo le trasmitieron técnica de Karate, sino que también mucha filosofía de este Arte y estos conocimientos también llevaron a que Shihan Funakoshi estableciera los veinte preceptos.

Los veinte preceptos son una  serie de valores que todo Shotokan  debe seguir, saber y no olvidar,  ya que él afirmaba e insistía constantemente que el karate no es otra cosa que un medio para poder lograr avanzar espiritualmente.  Entre los veinte preceptos cabe destacar el de “Karate ni sente nashi” (En karate no existe el primer ataque), este era uno de los más importantes para el Shihan Gichin Funakoshi y este dice mucho de lo que es y cómo debe ser el correcto Karate.

Este precepto fue tan importante para él que está grabado sobre la placa de su Memorial,  situado en Engaku-Ji (Kamakura). Esta es una frase  pequeña, pero nos llevaría muchas hojas si tuviésemos que explicar todo lo que ella esconde.  Un Shotokan debe de estudiar con mucho detalle todos los preceptos y cuando realmente los entienda o se sienta identificado porque su vida se refleja en ellos, podrá empezar a decir que hace Karate Shotokan.

La esencia del Karate descansa sobre una sencilla premisa: En kárate no existe primer ataque. Recordar siempre las palabras del Shihan Funakoshi: «Sólo aquellos que siguen el camino correcto en todo momento son capaces de lograr un dominio de movimientos que trascienda los métodos establecidos, y alcanzar una verdadera comprensión de las técnicas.»

© ISKA Honbu Dojo – Rubén Cernuda 
Fotografía realizada en Engaku-Ji (Kamakura) Memorial del Shihan Gichin Funakoshi.